Sí, tengo tantas cosas que decirte, podría empezar por cualquiera de ellas.
Creí que te conocía, que eras una persona diferente, creí que podía confiar en ti, creí que tu podías confiar en mí.
Ahora, con el tiempo, me doy cuenta del error, me doy cuenta de que siempre vi tu superficie, que nunca llegué a ver tu interior, ¿nunca me fijé? o ¿nunca me lo enseñaste realmente? El caso es que me cansé de ver siempre la parte brillante de la Luna, el lado limpio del espejo, la cara de la moneda, y no la cruz.
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